Por
LILLIAN ROBERTS,
Directora Ejecutiva de DC 37
AFSCME, AFL-CIO
Mientras
nuestra ciudad y nuestra nación batallan con la peor crisis económica
existente desde la Gran Depresión, el alcalde está saboteando el
plan de recuperación del presidente Barack Obama con el cese laboral de
miles de trabajadores públicos municipales y de personal de apoyo escolar.
Este
Demócrata transformado, primero, en Republicano y luego, en independiente,
inició el año electoral con un insulto a nuestras tradiciones democráticas,
al hacer a un lado los límites de mandatos impuestos por la ley que los
votantes aprobaron dos veces. Ahora se sienta presuntuosamente, confiado en que
sus billones pueden comprar los suficientes anuncios de televisión para
conseguirle un tercer mandato.
Bloomberg elitista
Pero
Michael R. Bloomberg se equivoca. Está fuera de contacto con el pueblo
de verdad. Todos los días, cada vez más votantes de la clase trabajadora
y de la clase media lo están examinando. En una encuesta realizada hace
poco por The New York Times, la Universidad Cornell y el noticiero NY1, la mayoría
de los neoyorquinos dijo que no se merece otro mandato. Mientras que él
se vanagloria de sus habilidades financieras, pocos son los que confían
en él para sacar a la ciudad de la recesión.
El pueblo está
viendo al Bloomberg arrogante y elitista con el que los empleados municipales
tienen que lidiar, que se burla del sufrimiento de los pequeños
y que dirige las oficinas municipales para bien de los negocios y de sus amigos
millonarios. Ése es el alcalde que bloqueó la justa parte
de los aumentos a los impuestos municipales para los millonarios, pero que incrementó
los impuestos en ventas para el resto de nosotros.
Este alcalde saca 9
billones de dólares al año del dinero de nuestros impuestos para
dárselos a los contratistas privados, mientras que arrasa con servicios
vitales, cesa a los miembros sindicales y destruye al sistema de servicio público
que, a lo largo de generaciones, ha abierto las puertas de una movilidad social
para las minorías, las mujeres y los inmigrantes.
Las escuelas se
desmoronan; se debilita el apoyo a los trabajadores que enfrentan despidos y a
la educación de los niños, pero su Departamento de Educación
les paga anualmente $348,000 a sus consultores de computación: aún
más que a un rector de escuela.
Thompson crearía empleos
en lugar de despedir a los trabajadores.
En lugar de utilizar a los exitosos
participantes del Programa de Capacitación de Empleo para dar limpieza
a los edificios municipales por $21 la hora, esta administración los arroja
al seguro de bienestar social mientras paga firmas privadas a $30 por hora.
Comité
apoya Thompson
Los trabajos de computación se destinan
a empresas de fuera del estado y extranjeras, con trabajadores reclutados en otros
países, lo que erosiona la base de impuestos municipales y destruye el
futuro de muchos niños que se gradúan de la escuela para ir directamente
a las filas del desempleo.
Cuatro años más de Bloomberg serían
un desastre para los contribuyentes de impuestos y para las familias asalariadas
de la ciudad. Pero tenemos una opción: no vamos a darle un tercer mandato.
Nuestro
Comité de Análisis de Acción Política y nuestra Junta
Ejecutiva entrevistaron a todos los candidatos en un proceso abierto y democrático.
Por arrasadora mayoría, concluyeron que el contralor Bill Thompson esforzado
trabajador, hijo de un maestro de escuela pública y juez podría
ser el mejor alcalde.
DC 37 dio su respaldo oficial a Bill Thompson porque
comparte nuestra visión de un gobierno municipal más compasivo y
menos despilfarrador, donde respondemos a los problemas fiscales creando empleos,
no despidiendo al personal de apoyo escolar ni desmantelando los servicios municipales
que evitan el abuso a los niños. Él entiende que es un desperdicio
criminal poner a los policías tras los escritorios a hacer trabajos de
oficinistas a un costo mucho más alto.
Bloomberg cree que puede
comprar estas elecciones, pero con el poder popular de DC 37, Bill Thompson puede
ganar. Necesitamos ofrecer como nunca antes nuestro tiempo para repartir volantes
y hacer campañas telefónicas. Cuento con mis compañeros para
ayudar a difundir nuestro mensaje.
Necesitamos a un dirigente que use su
puesto para mejorar millones de vidas, no nada más las ganancias de Wall
Street. Estas elecciones son una batalla entre las ganancias mercantiles y las
necesidades humanas; entre el dinero de Bloomberg y el pueblo de Bill Thompson:
¡y podemos ganarlas!