Por LILLIAN ROBERTS,
Directora Ejecutiva de DC 37
Trabajé 13 años en un hospital de Chicago. Ahí, las horas eran largas y el trabajo arduo, pero aprendí una lección que se me quedó grabada desde entonces: son los trabajadores de base los que aportan el cuidado en la atención médica.
Cuando organizaba sindicalmente y representaba a decenas de miles de trabajadores de hospitales, y cuando los conduje a las huelgas, su papel central en la misión vital de la atención al paciente se me aclaró incluso más.
Y, recientemente, mientras muchas instalaciones de la corporación Health and Hospitals (HHC, por sus siglas en inglés) de la ciudad de Nueva York han obtenido de las
más altas califi caciones a nivel nacional, su presidente, el doctor Alan D. Avilés, y los directores ejecutivos de hospitales han dado constantemente crédito a la dedicación
y al duro trabajo de nuestros miembros sindicales por la destacada atención que brinda el sistema de hospitales públicos.
Lamentablemente, la corporación parece haber olvidado su verdad esencial en su plan de reestructuración hecho en mayo, el cual despediría a estos trabajadores en masa y privatizaría sus trabajos. La planta trata a los empleados como costos que deberían ser evitados, en lugar de tratarlos como el corazón latiente de la atención médica de calidad.
El plan fue creado por una fi rma de consultoría a la que la HHC le pagó más de 1 millón de dólares, a pesar de su limitada trayectoria en el campo de la atención médica.
Mientras que nuestros miembros son los trabajadores de la línea del frente que de hecho brindan los servicios, además de ser también miembros de la población que acude a hospitales públicos y clínicas a atenderse, la HHC ignoró las múltiples recomendaciones constructivas que este sindicato ofreció.
Por supuesto, no es ninguna sorpresa que un plan de contratación externa llama a más contratación privada. Y no es ningún secreto que algunas de las empresas a las que llamarían a hacer nuestro trabajo ya tienen antecedentes registrados de trabajo defi ciente e historiales de haber generado quejas.
En octubre publicamos nuestro propio informesobre este destructivo plan de recorte, el cual nosotros consideramos que deterioraría la capacidad de la HHC de cumplir con sumandato de proporcionar atención médica de calidad para todos, independientemente de sucapacidad para pagar.
Pero no estamos esperando ni un minuto para luchar contra el daño directo que ocasionarían algunas partes delplan. En agosto, la HHC dio pasos concretos para privatizar a la Lavandería Central de Brooklyn, y programó despidos de los miembros del Sindicato Local 924. El 25 de agosto, mientras los trabajadores de lavanderías del Sindicato Local 420 marchaban ante la sede de la HHC con un fuerte apoyo de DC 37, y de docenas de sindicatos locales, nuestros abogados pusieron manos a la obra contra el plan de privatización en la Suprema Corte estatal. Acusamos a HHC de estar violando su acuerdo de 2005 con el sindicato a fi n de hacer en casa su trabajo de lavandería y de conservar a los trabajadores en el empleo.
Luchando contra los despidos
Y estamos presionando para usar dinero de la nueva ley
de $26 billones para empleos que nuestro sindicato nacional
ayudó a lograr que se aprobara para salvar los empleos
de los Laborers y de otros obreros. Estoy particularmente
orgullosa del papel que desempeñó el nuevo secretario
tesorero de la AFSCME, Lee Saunders, en esta campaña.
Después de que las fuerzas derechistas y contrarias al
empleado público declararon muerta la iniciativa de ley,
Saunders condujo una "sesión de combate" que ganó los
fondos para empleos en educación y atención médica al
movilizar una campaña de investigación, organización y
acción política, la cual convenció al Congreso de aprobar
la ley.
Estamos luchando contra el devastador plan de recorte
de la HHC a nombre de nuestros miembros sindicales, delos hospitales públicos y de los pacientes que merecen
una atención médica de calidad aún cuando no tienen
cobertura de seguro.
A lo largo de los años hemos demostrado nuestro compromiso
con la misión de la HHC. Yo ayudé a que se
aprobara la legislación que estableció a la corporación
HHC en 1970, y DC 37 ha trabajado con la comunidad
para defender al sistema de atención médica pública contra
los mezquinos recortes presupuestales y estratagemas
privatizadoras de gobernadores y alcaldes. Año tras
año, nuestro sindicato cabildeó en Washington y nuestros
miembros marcharon en Albany para obtener los fondos
que la HHC necesitaba.
En tiempos en que otros hospitales cierran y mientras
se implementa la nueva legislación sobre salud del
presidente Barack Obama, queremos estar seguros de
que la HHC está lista para cumplir con las crecientes
necesidades de atención médica de los habitantes de
Nueva York, así como cualquier emergencia futura.
Como sindicato de servicio público, es nuestra responsabilidad
cuidar que la gerencia de la HHC y nuestros
funcionarios públicos electos no debiliten la capacidad
de la HHC de responder.
Nuestros miembros están orgullosos de su trabajo en
los hospitales publicos, y DC 37 seguirá luchando por su
derecho a hacer un buen trabajo para el pueblo y nuestros
pacientes. Luchamos porque nos importan.