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Noviembre 2003
 
     
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La Voz Latinoamericana de PEP
Noviembre 2003

Llega la caravana a Nueva York

Por ALFREDO ALVARADO

Los sindicatos y las agrupaciones por los derechos de los inmigrantes recientemente lanzaron una campaña que planean edificar como un movimiento masivo nacional para luchar por una muy necesaria reforma migratoria.

El 20 de sept., la campaña organizativa llamada Caravana por la Libertad de los Trabajadores Inmigrantes empezó a recorrer todo el país para reunir apoyo. Más de 900 inmigrantes y simpatizantes viajaron en autobuses desde Los Ángeles, Seattle y otras ocho ciudades hasta Washington y Nueva York. En el camino visitaron más de 100 pueblos y ciudades, donde se reunieron con funcionarios electos, clérigos y sindicalistas. En Iowa, el gobernador les dio la bienvenida a los caravaneros, y en Nebraska se reunieron con el alcalde de Omaha.

Marchan al capitolio
En Washington D.C., celebraron más de 120 reuniones en el Capitolio con los legisladores, para presionar por cambios en las políticas migratorias, con el fin de permitir la reunificación de los trabajadores inmigrantes con sus familias y para presionar por que haya una vía para la obtención de la ciudadanía. Inspiradas en el movimiento de las Caravanas por la Libertad y los derechos civiles de principios de los 60, las caravanas de activistas continuaron rumbo a la Ciudad de Nueva York para una manifestación de clausura realizada el 4 de oct. en el parque Flushing Meadows.

Según los organizadores, 100 000 personas —incluyendo un considerable contingente del DC 37— convergieron en el parque de Queens, que es el condado con la mayor diversidad étnica en el país. Fueron bienvenidos por el congresista federal John Lewis, quien participó en las caravanas originales; por John J. Sweeney, presidente de la AFL-CIO y principal organizador de la mani-festación; por Roger Toussaint, immi-grante de Trinidad que es presidente del Sindicato de Trabajadores del Transporte; por William Lucy, secretario tesorero internacional de la AFSCME —el sindicato matriz del DC 37—, y por Lillian Roberts, la directora ejecutiva del DC 37.

Problemas serios
“La lucha de los trabajadores inmigrantes es nuestra lucha”, dijo el presidente de la AFL-CIO., cuyo padre es un inmigrante irlandés. “Creemos, tal como creyó el Dr. Martin Luther King Jr., que la injusticia en cualquier parte es una amenaza para la justicia en todas partes”.

Dirigiéndose a los caravaneros libertarios, el Sr. Lucy dijo: “Ustedes han reencendido la flama de la libertad para todo inmigrante que trabaja duramente en esta nación”. Hyacinth Spence, del DC 37, especialista en Derechos Humanos y miembro de la Sección Local 154 Conjunta de Empleados Profesionistas, pasó varios meses organizando la marcha con miembros del sindicato y grupos comunitarios. “Hoy nos unimos para empezar la jornada por mejores condiciones”, dijo.

“Los problemas que enfrentan nuestros inmigrantes son serios”, dijo Lillian Roberts el 24 de sept. en un foro sobre derechos de los inmigrantes. “Enfrentan una falta de protección en el centro de trabajo, el tener negados los derechos civiles y las libertades civiles elementales, y la deportación.”

En Wisconsin, una caravana de activistas le hizo una visita sorpresa al congresista James Rensenbrenner. Como presidente del Comité Judicial de la Cámara de Representantes, el año pasado él bloqueó una iniciativa de ley por los derechos de los inmigrantes, al negarse a dar un voto. La Ley de Ajuste Estudiantil ayudaría a cerca de 50,000 graduados de secundaria a enfrentar los obstáculos para ir a la universidad o para obtener permisos de trabajo debido a que cuando eran niños pequeños fueron traídos a los EE.UU. sin documentación legal. Los caravaneros también buscan ampliar los derechos de los inmigrantes con visas adicionales para reunificar a las familias, un programa de amnistía para los inmigrantes ilegales, tal como el que se promulgó en 1986, y total protección contra la explotación bajo las leyes laborales de EE.UU., la cual garantice salarios mínimos, protecciones de salud y seguridad, y el derecho a organizarse sindicalmente.

“Cierren el INS y abran la frontera”, coreaba un contingente en el parque el 4 de oct., en referencia al odiado Servicio de Inmigración y Naturalización, mientras marchaban frente a los puestos de tortillas y pollo guisado.

“Ningún ser humano es ilegal”, decía el letrero de otro activista. “No es cerrando nuestras fronteras, sino abriendo nuestros corazones, como nosotros crecemos”, dijo el Sr. Sweeney.

 

 

 

 
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