Por JANE LaTOUR
A finales de julio, tres semanas antes de que el Huracán Katrina
devastara a Nueva Orleáns, Delphine Williams y Dorothy Drew,
integrantes de la Sección Local 1549, participaron ahí
en la Conferencia Regional de Mujeres de la AFSCME. Verdaderamente
es de romperte el corazón saber que la ciudad que vimos ya
no está ahí, dijo Williams.
Luego de que Katrina golpeó, una de las mujeres de mi
trabajo descubrió que algunos de los evacuados estaban quedándose
en el hotel Radisson del Aeropuerto JFK, contó Williams.
Teníamos que ayudar, añadió Drew.
Así que ambas mujeres inmediatamente se ofrecieron de voluntarias.
Empezamos hablando con los evacuados para ver qué se
necesitaba, dijo Williams. Desde entonces, ambas mujeres han
trabajado junto con otros en la Administración de Servicios
Infantiles para juntar dinero destinado a artículos tales como
ropa de bebé, pañales y otros implementos personales.
Tienen la moral bajísima, comentó Williams.
Han perdido todo. Muchos son jóvenes y nunca han salido
de su ciudad, así que estaban asustados. Necesitaban a alguien
y todos nosotros simplemente unimos fuerzas.
Mi abuela de St. Albans me crió y me enseñó
a ayudar a los demás, contó Drew. Es bonito
ver a la gente participando y trabajando junta.
Los empleados públicos y el sindicato mostraron su corazón
cuando las peticiones de ayuda a las víctimas del Katrina fueron
respondidas con entregas masivas de fondos y ofrecimientos de voluntarios.
Todavía fluyen las contribuciones de los miembros y de las
secciones locales del sindicato en su sindicato matriz, la Federación
Americana de Empleados Estatales, de Condados y Municipales.
Miembros acuden de voluntarios
Cuando el presidente de la corporación HHC, Alan D. Avilés,
solicitó personal de hospitales capacitado para ayudar en Nueva
Orleáns bajo condiciones extre-madamente difíciles,
se ofrecieron como voluntarios 425 empleados, incluyendo a muchos
miembros del DC 37.
Muchos de nuestros integrantes se ofrecieron a prestar sus servicios
especializados en las zonas arrasadas por el huracán. Bill
Betz, trabajador de computadoras de las Autoridades de Vivienda y
miembro de la Sección Local 2627, sirvió en el equipo
de búsqueda y rescate.
Muchos de los miembros de DC 37, como la enfermera pública
Allison Scaccia, afiliada a la Sección Local 436, ayudó
en sus trabajos. El Departamento de Salud la asignó para trabajar
con las víctimas del Katrina en un centro de Nueva York establecido
por la Agencia Federal para el Manejo de Emergencias. Algunas
personas necesitaban asistencia para conseguir sus medicinas o encontrar
a un doctor, contó ella. Algunos habían
perdido todo. No sé cómo podían manejar eso.
Una mujer estaba totalmente impactada, pero todos ellos estaban agradecidos
con la ayuda y con el hecho de estar vivos. ¿Lo volvería
ella a hacer? Absolutamente; inmediatamente, contestó.
Llega el sindicato
En los estados del Golfo, las vidas de los miembros de AFSCME, al
igual que las de otros millones, quedaron destrozadas. Los miembros
de AFSCME se desplegaron por Louisiana y desde Misisipi a Tejas, recorriendo
albergues y tocando en puertas para encontrar a los sindicalistas
necesitados.
Así encontraron al ex organizador Samson Skip Alexander
quien tuvo que dejar su casa para irse a refugiar al albergue
Riverfront Centroplex en Baton Rouge con sus familiares, y le ayudaron
a conseguir ropa.
Michele Baker de la Sección Local 872 de AFSCME, que representa
a los custodios de las escuelas de Orleans Parish, escapó de
su casa bajo las aguas rumbo al Superdome. Su familia no tenía
comida ni agua. Había gente por todas partes: en las
gradas descubiertas, en el campo. Era increíble, recordó
ella. Ellos finalmente lograron llegar a un albergue de Baton Rouge.
Sabía que mi sindicato vendría por mí.
¡Lo sabía!, dijo ella, cuando un equipo de rescate
del Katrina proveniente de AFSCME, marcado con sus camisetas verdes,
entró al albergue.