Por DIANE S. WILLIAMS

Tras haber ganado aumentos de pago largamente esperados en un nuevo contrato económico para 100 mil miembros, la directora ejecutiva del Concejo Distrital 37, Lillian Roberts, anunció que se jubilará el 31 de diciembre. Es así como pone fin en sus propios términos a una carrera en el movimiento laboral que abarca seis décadas y que culminó con cinco períodos consecutivos como la dirigente de DC 37, al cual ella ha ayudado a construir como el más grande sindicato municipal de la ciudad de Nueva York. "Ha sido una larga lucha. Creo que nuestros miembros estan en una mejor situacion , asi que estoy lista para dejar el campo de batalla”, dijo Roberts.

Roberts fue sindicalista desde 1948, habiéndose iniciado humildemente como auxiliar de enfermería, cuidando de los pacientes en el Hospital de la Universidad de Chicago, donde enfrentaba una denigración diaria como empleada con excesivas cargas de trabajo. Cuando la falta de personal se volvió intolerable, en su calidad de delegada sindical, Roberts reclamó ante la gerencia dignidad para sus compañeros del trabajo y para ella misma.

"El movimiento laboral fue como una religión para mí", manifestó Roberts. Ella predico la oracion del sindicalismo en Chicago y al lado de Victor Gotbaum – quien luego fue director ejecutivo de DC 37 - sindicalizó a más de 20 mil trabajadores en cuatro hospitales, formando así cinco sindicatos locales de la Federación Americana de Empleados Estatales, de Condados y Municipales (AFSCME).

Se traslada a Nueva York

Su celo y su capacidad impresionaron a Gotbaum, quien la trajo a la ciudad de Nueva York. Roberts participó activamente en la amarga huelga de 28 días del Sindicato Local 371 del SSEU en 1965, la cual hizo qe los derechos a la negociación colectiva se ampliaran a los trabajadores de servicios públicos. Roberts encabezó la histórica campaña de organización sindical "hacer o morir" en los hospitales públicos, la cual hizo de DC 37 el sindicato para la mayoría de los empleados de la ciudad de Nueva York, y que incorporó a 22 mil trabajadores de hospitales públicos al Sindicato Local 1549 de Oficinistas y Administrativos y al Sindicato Local 420 de Empleados de Hospitales.

Enfrentando amenazas y violencia durante esa campaña crucial, Roberts dijo que caminó durante meses con un ladrillo en su bolsa. Recuerda la victoria como uno de los más grandes logros para los trabajadores municipales, junto con la instauración del curso que comenzó en 1967, que ayudó a 150 auxiliares de enfermería -antes sin más futuro-, a progresar como enfermeras prácticas licenciadas, y que puso en marcha el programa educativo de DC 37, que es ahora el más grande de cualquier sindicato de E.U.A.

"El sindicato les dio a esas auxiliares una oportunidad que yo nunca tuve, y ellas respondieron cursando la carrera completa, sin ni una sola deserción", informó Roberts.

Rompiendo falsos límites para las mujeres, se convirtió en la directora de la División de Hospitales del sindicato y en la directora asociado, ayudando a hacer crecer al DC 37 hasta tener una membresía de 125 mil en mil puestos de empleo.

Batalla contra el gobernador

AFSCME envió a Roberts a enfrentar el reto de organizar a los trabajadores de hospitales de salud mental del estado de Nueva York, pero en 1968 Roberts fue encarcelada durante dos semanas después de que enfrentó al gobernador Nelson Rockefeller cuando éste "clausuró al sindicato e invitó a una asociación a representar a los trabajadores sin celebrar ninguna elección -explicó ella-. Pusimos anuncios en la radio e hicimos campaña en Creedmore hasta que esos trabajadores estatales encontraron un hogar en la AFSCME".

"No puedes conservar tu dignidad si te doblegas ante la injusticia" dijo Roberts, quien trabajó para derribar las barreras impuestas a las minorías y a las mujeres en el servicio público: un compromiso de por vida que ella logró hacer avanzar una vez más este año en sus negociaciones contractuales finales.

Bajo la administración del gobernador Hugh Carey, de 1981 a 1987 Roberts sirvió como comisionada estatal del trabajo: la primera mujer y la primera afroestadounidense que detentó ese puesto. El ex alcalde de Nueva York David Dinkins la describe como "un puño de acero con un guante de terciopelo".

En 2000, después de que los escándalos golpearon al DC 37 y la AFSCME lo instaló bajo régimen de fideicomiso, el actual presidente de AFSCME Lee A. Saunders y los líderes de DC 37 trajeron de vuelta a la tenaz organizadora para que ayudara a estabilizar al sindicato. Dos años después, los delegados de DC 37 la eligieron directora ejecutiva y Roberts estuvo una vez más en la línea de frente de las luchas laborales y de la organización sindical que ella ayudó a construir.

Después del 11 de septiembre, el mundo cambió dramáticamente, y el empresario multimillonario Michael R. Bloomberg se convirtió en alcalde.

"Bloomberg fue el alcalde mas duro que jamas he enfrentado -dijo Roberts. La tomó contra los sindicatos y se preparó para destruir lo que nosotros construimos. Yo no iba a dejarlo hacer eso, así que nuestra relación se volvió turbulenta".

"El veía los recortes de personal como la única solución a los problemas económicos de la ciudad. Pero no se puede despedir a los trabajadores mientras se les regalan exenciones de impuestos y contratos inflados a las grandes empresas corporativas. Eso no era equitativo ni justo", indicó Roberts. El administración de Bloomberg presidió "un gran despilfarro, corrupción y la mayor transferencia de fondos públicos a los bolsillos privados que ha habido en la historia de cualquier ciudad -dijo ella - y los peores escándalos de los que se tenga registro".

La organización sindical amplió sus funciones a las de vigilante fiscal cuando Roberts y el director asociado Henry Garrido presentaron una serie de informes para exponer el despilfarro en la subcontratación externa de servicios públicos.

"Sé que estaba sirviendo a Dios, pero sin el apoyo de los miembros no habría podido triunfar. Su difícil situación me hizo más sensible y más amorosa. Ellos me dieron una razón y un propósito en la vida -expresó Roberts-. Después de 60 años en el movimiento laboral, sé por qué existo".