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Febrero 2003
 
     
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La Voz Latinoamericana de PEP
Febrero 2003

Hora de luchar contra gobierno fantasma

Por LILLIAN ROBERTS
Directora Ejecutiva

Desde que ustedes me eligieron el año pasado como su directora ejecutiva, he subrayado que se pueden hacer enormes ahorros en el presupuesto municipal sin suspender a nuestros miembros ni recortar servicios esenciales. Para identificar en qué áreas ahorrar, le pedí al personal sindical que emprendiera una serie de estudios de contratación externa y privatización.

En el papel blanco Podemos hacer el trabajo—que publicamos en mayo pasado—el DC 37 identificó 600 millones de dólares de ahorros potenciales que las autoridades de la ciudad podrían lograr sobre todo traspasando servicios al control civil y reduciendo la contratación externa.

En diciembre, presentamos a las autoridades de la ciudad la serie de propuestas Podemos hacer el trabajo II: Aprender a disminuir, que podrían ahorrarle tan sólo al Departamento de Educación por lo menos 145 millones de dólares al año (ver págs. 11-14 de Public Employee Press).

Cuando estudiamos las prácticas de contratación del gobierno municipal nos dimos cuenta de que, silenciosamente, alcalde tras alcalde y director escolar tras director, cada vez más empleos públicos y servicios habían pasado al sector privado. Según la Oficina Independiente de Presupuesto de la ciudad, de 1996 a 2001, el gasto por servicios contractuales creció el doble de veces más rápido que el gasto general. Hoy, un gobierno a la sombra, entre contratistas, consultores y funcionarios designados, controla más de 6 billones de dólares del presupuesto. Para hacer grandes ahorros, debemos disminuir el presupuesto de este gobierno fantasma y restaurar el financiamiento para los funcionarios electos (que son responsables ante quienes pagan impuestos, ante el movimiento obrero organizado y ante el Ayuntamiento de la Ciudad), así como para los empleados del servicio civil contratados por el sistema de méritos.

Gobierno fantasma compite con servicio civil
En el Departamento de Educación, ese gobierno a la sombra se come hasta 1.4 billones de dólares cada año. Los ahorros que hemos identificado se pueden lograr pronto al eliminar y reducir la contratación de consultores con demasiado pago, de contratistas excesivamente cotizados y de vendedores que cobran demasiado.

El gobierno a la sombra contrata una fuerza de trabajo paralela de más de 100 mil empleados. Ellos nunca han tomado exámenes de servicio civil ni se les han revisado sus expedientes. Nadie hace que la fuerza paralela de trabajo viva en la ciudad y pague los impuestos municipales, como sí lo hace el 85% de nuestros miembros. Los empleados a la sombra muchas veces son incorporados a otros estados, por lo que se evitan sus propias responsabilidades de impuestos para la gente de la Ciudad de Nueva York. Un contratista del Departamento de Educación tiene cuatro empresas, todas con sede en la misma oficina de Delaware.

Señor alcalde: usted no creó este problema, pero en este momento tiene la oportunidad histórica de aportar alguna luz sobre el gobierno a la sombra y ahorrar cientos de millones de dólares. Si de verdad no quiere despidos, éste es el momento de tomar en serio nuestras propuestas de ahorro.

Por ejemplo: pida al Departamento de Educación que desaloje a los consultores que cobran desde $250 hasta el extremo de $5,000 al día por hacer trabajos que nuestros miembros hacen por $200 al día. Dígale al servicio alimenticio escolar que deje de contratar firmas de entrega que llevan comida congelada en camiones sin refrigeración—poniendo en peligro la salud de los niños de las escuelas—mientras que los camiones refrigerados del servicio público de la ciudad se quedan sin hacer nada. Deje de pagar empleados externos con poco entrenamiento y altos sueldos que han fracasado con las asistencias del alumnado —como lo demuestra el alza del índice de deserciones estudiantiles—mientras que los miembros sindicales hacen este trabajo con más eficacia a un menor costo.

En suma, declare una moratoria de las suspensiones y trabaje con nosotros para identificar y recortar el derroche. No puede usted con plena conciencia despidir a los empleados públicos que trabajan duramente y han estado haciendo un dedicado trabajo para la ciudad, mientras los verdaderos ahorros estén al alcance.

 

 

 
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