Por LILLIAN ROBERTS
EN NUESTRO ESFUERZO POR derrotar al presidente más adverso
a los trabajadores, a las minorías y a las mujeres que jamás
hayamos tenido, los miembros del DC 37 y del movimiento laboral crearon
la movilización más grande que haya habido en la historia
de Estados Unidos para empadronar a los ciudadanos. Más de
27 millones de votantes de familias sindicalistas representaron la
cuarta parte del electorado y votaron en un 65 porciento por John
Kerry. El movimiento laboral logró una gran diferencia. Mientras
que, por ejemplo, los propietarios de armas se pronunciaron enormemente
por Bush, los propietarios de armas miembros de sindicatos le dieron
a Kerry un margen de 12 por ciento. Lo mismo fue cierto para casi
todos los grupos demográficos.
Unidad sobresale
Tengo muchísimas esperanzas en las luchas por venir, pues hicimos
una campaña con una tremenda unidad dentro del movimiento laboral
y de las fuerzas progresistas de nuestra nación.
En Nueva York, el 98 por ciento de los candidatos a los que respaldamos
ganó la elección: incluyendo a nuestra propia Diane
Savino, quien pasó de una oficina local sindical al Senado
Estatal. Nuestros activistas hicieron una eficaz campaña por
dirigentes políticos comprometidos con las necesidades de las
familias asalar-iadas: una buena señal para la contienda por
la alcaldía este año y para la elección de gobernador
en 2006.
Aunque los votantes estadounidenses no destituyen presidentes en tiempos
de guerra, le dieron a Bush el más estrecho margen de victoria
que haya tenido un presidente en funciones desde 1916. Más
de 55 millones de estadounidenses estuvieron del lado de John Kerry
y de los Demócratas.
Hemos tenido muchas victorias, pero perdimos la grande. Perdimos ante
un presidente que manipuló el miedo a los ataques terroristas
y que utilizó problemas de discrepancias culturales como el
matrimonio homosexual para distraer a la gente de un pago, de prestaciones
y de oportunidades de empleo cada vez menores. Bush ganó por
3.5 millones de votos mientras los republicanos expandieron su control
sobre el Senado y la Cámara de Representantes.
Hemos sufrido una grave derrota, pero no estamos vencidos. Después
de una derrota, tienes que encontrar tu fuerza interior. Yo ya terminé
de llorar. Es hora de responder, más duramente y con más
inteligencia que nunca.
Eso significa que no podemos dejar a manos de los Republicanos la
necesidad de la gente de que la política tenga un significado
más profundo. Los valores importan, para mí y para millones
de estadounidenses, así que ampliemos el debate sobre los valores
morales más allá de lo que la gente hace en la cama.
Seguro social en peligro
La atención médica para todos es un asunto moral (y
está claro que Bush no es ningún buen samaritano). Sacrificar
la seguridad de la jubilación que da el seguro social por el
dios falso de la privatización sería inmoral. Crear
desempleo, quitarles a los trabajadores y a los pobres para darles
a los ricos, y emprender una guerra basada en mentiras, son violaciones
a la ética judeocristiana, y esto necesitamos decirlo.
Hay que insistir en que los Demócratas a los que nosotros pusimos
en el Congreso le ofrecen al pueblo estadounidense una alternativa
clara, que sostienen sus principios y que no ceden ni una pulgada
respecto a los injustos planes tributarios de Bush o la privatización
del Seguro Social.
Supresión del voto
Empañar las diferencias con com-promisos ataría nuestras
manos en las futuras elecciones. En los mapas de votaciones, las zonas
Republicanas están pintadas de rojo. Tenemos que insistir en
que los demócratas defiendan un verdadero color azul y no un
rosa pálido.
El derecho a votar es un asunto moral en el corazón de nuestra
democracia. Pero cuando yo traté de votar, tres máquinas
estaban fuera de servicio en la mañana y todavía no
las habían compuesto en la noche. Usé un papel, una
boleta provisional, pero no sé si fue contada.
Asimismo, los neoyorquinos reportaron que hubo máquinas sin
una línea Demócrata, así como acoso al votante
por parte de oficiales mal entrenados, intimidación por parte
de empleados de campaña y líneas de votantes desalen-tadoramente
largas. A escala nacional, el panorama fue peor. Las tácticas
de supresión del voto se enfocaron en votantes urbanos, especialmente
afroamericanos, y los problemas con las computadoras levantaron sospechas
respecto a otra elección robada.
Al tiempo que luchamos a nivel nacional para que cada voto sea contado,
me propongo lanzar un movimiento por un cambio electoral aquí
mismo, en la ciudad y en el estado de Nueva York: una coalición
de grupos laborales, de derechos civiles, comunitarios y religiosos,
para sustituir nuestro anticuado sistema con un equipo moderno, con
información de registro computarizada, con un personal capacitado
y con una administración profesional de la elección.
¿Podemos recuperar a los Estados Unidos?
El Dr. Martin Luther King nos mostró el camino mientras presionaba
a los Estados Unidos a vivir a la altura de sus valores de igualdad
de oportunidades y haciendo hincapié en la justicia económica
para todos. Podemos crear un movimiento poderoso para el cambio demostrando
que nuestros problemas los empleos, el pago justo, la atención
médica para todos, una jubilación segura, buenas escuelas
y un medio ambiental saludable se basan en los valores fundamentales
de nuestro país.
Si levantamos las pancartas morales de empleos y justicia, paz e igualdad,
la política de la esperanza puede vencer a la política
del miedo.
Espero que el año nuevo traiga paz y felicidad a toda nuestra
familia sindical. Creo que debemos hacer que nuestros valores funcionen
en la vida diaria igual que en la acción política. El
año nuevo es un tiempo para reflexionar y resolver. Por favor
deténganse y pídanse a sí mismos, así
como lo he hecho yo, individual y directamente, ayudar a un prójimo.
Así sea con una contribución para un necesitado o con
una visita a un enfermo: con una obra especial a cada paso podemos
hacer de nuestro mundo un lugar mejor.