Por LILLIAN ROBERTS
Directora Ejecutiva de DC 37

Desde que asumí el cargo como directora ejecutiva, hace nueve años, he llamado vigorosamente la atención sobre el fraude, el abuso y el desperdicio asociados con la subcontratación externa.

Me sentí muy orgullosa de nuestro trabajo que se llego acabo en nuestra sede el pasado 22 de noviembre, cuando presentamos para la Delegación del Congreso del gobierno de la ciudad una recapitulación legislativa de la contratación externa y los empleos.

Nos enfocamos en la amenaza que plantea la subcontratación para el sistema de servicio civil, para los empleos de nuestros miembros, para el uso adecuado del dinero federal, para la economía local y para la salud financiera y la integridad de nuestro gobierno local.

Nuestra persistencia ha rendido fruto

El proyecto CityTime de subcontratación externa se convirtió en noticia muy importante hace un año, con las detenciones de ls consultores, por haber robado 80 millones de dólares. Incluso antes de las detenciones, el problemático sistema automático de pago de nómina había ya manchado la imagen de la administración de Bloomberg por su historial de dispendio de gastos. Luego de 12 años, el presupuesto inicial se infló de $63 millones a más de $700 millones: y CityTime todavía no termina de funcionar completamente.

Durante nuestra presentación ante la delegación legislativa, los miembros del Congreso estaban horrorizados al escuchar detalles sobre CityTime y otros contratos corruptos y descompuestos, mayoritariamente de tecnología informática y educación. Mostramos la conexión entre la subcontratación y la destrucción de empleos. Bajo el mandato de Bloomberg, el presupuesto anual de adquisiciónes sdel gobierno citadino ha aumentado de $3 mil millones a más de $10.5 mil millones. Mientras tanto, nuestra membresía ha disminuido cerca de 10,000 en los últimos años mientras los contratistas corruptos y sus empleados han construido un gobierno a la sombra que no está obligado a rendir cuentas.

Para mí, la causa definitiva de indignación que condujo a que tomara la decisión de convocar a una recapitulación parlamentaria fue el inclemente despido de 642 trabajadores de apoyo a las escuelas, en su mayoría de bajos salarios, del Departamento de Educación, ocurrido en octubre. El Departamento de Educación hizo esto mientras que continúa pagando miles de millones de dólares a trabajadores subcontratados en lugares tan lejanos como la India y Turquía.

El 99% se queda con las migajas

Ver a nuestros miembros ser echados despiadadamente a las calles para sumarse a las filas de los desempleados me hizo reflexionar en términos más generales sobre la situación de las familias asalariadas en nuestro país. Ya van cuatro décadas en las que nuestro sistema político y económico ha premiado al 1%, mientras el 99% tiene que conformarse con las migajas. Gracias al movimiento Ocupa Wall Street, el pueblo estadounidense finalmente está despertando y empezando a entender mejor qué tan malo es el daño que nos ha hecho la política del sector público y las prácticas corporativas empresariales.

Como nuestra conversación en la recapitulación fue más allá de la subcontratación, los participantes -cerca de 25 políticos federales, estatales y locales, expertos en políticas públicas y dirigentes sindicales junto con directivos de personal- formularon amplias recomendaciones.

Entre las sugerencias se incluye el establecimiento de una comisión parlamentaria sobre contratos en el Congreso; una legislación para vigilancia y un rastreo más detallado de la asistencia federal. También se recomendó, entre otras sugerencias, identificar los flujos recurrentes de ingresos, ampliar los impuestos estatales a los millonarios, subir la tarifa de impuestos a los intereses de ganancias de los manejadores de fondos de inversión libre; una legislación estatal que permita una revocación del mandato de los políticos, un programa federal para protección de empleos y un segundo estímulo económico.

Me parece que algunas de estas ideas llegarán a dar frutos, y planeo diseñar propuestas adicionales que ayuden a proteger y a mejorar el nivel de vida de nuestros miembros y de los trabajadores en general.

Pasando la temporada de festividades, debemos estar agradecidos de lo que tenemos y ofrecer ayuda a los menos afortunados. Es hora de que el 99% se mantenga unido para luchar por una sociedad que funcione para todos, no solo para una pequeña élite en el poder.