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Mayo 2013
 
   
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La Voz Latinoamericana de PEP
Mayo 2013

Reforma migratoria: AHORA es el momento

Por ALLAN WERNICK

La llegada de la reforma migratoria se ha esperado por mucho tiempo, pero ya está llegando. El voto latino abrumadoramente mayoritario en favor del presidente Obama en las elecciones de noviembre reanimó al movimiento reciente, pero la lucha lleva años. Desde febrero de 2000, cuando la AFL-CIO anunció su apoyo inequívoco a la legalización de los inmigrantes indocumentados, los activistas por derechos del inmigrante han creído que la victoria es posible.

Ahora los demócratas, presionados por los combativos activistas de la Ley DREAM (jóvenes inmigrantes traídos a los Estados Unidos cuando eran niños y que exigen situación legal) han encontrado su voz respecto al problema migratorio. El voto latino de 70-30 por Barack Obama convenció a los republicanos de que continuar con su oposición sería autodestructivo. Un nuevo acuerdo entre la AFL-CIO y la Cámara de Comercio de EUA ha sellado el pacto. Con el sector obrero y gerencial apoyando la reforma, ¿quién se queda afuera oponiéndose?

Pero la batalla está aún lejos de terminar. Los opositores a que se haga justicia a los trabajadores indocumentados continúan rezongando que hay que asegurar la frontera y forzar a los inmigrantes a "que se formen al final de la fila".

Esperen la histeria antiinmigrante

A medida que la legislación vaya pasando revisiones en el Congreso, los restriccionistas se harán oír más. Mientras más cerca esté la reforma de hacerse realidad, más probable es que resuene la retórica antiinmigrante. Los llamados a un mayor control de la frontera y las objeciones a la llamada "amnistía" para los trabajadores indocumentados requerirán una respuesta clara y aguda.

La frontera está ya efectivamente cerrada. Las preocupaciones sobre seguridad suscitadas después del 11 de septiembre y los esfuerzos de Obama por ser duro con la migración indocumentada han ocasionado un aumento radical de gastos en patrullaje fronterizo. El año pasado, el Congreso aumentó el presupuesto de Aduanas y Protección Fronteriza a casi $12 mil millones. Ahora tenemos más de 20 mil oficiales patrullando nuestras fronteras: la mayor cantidad que hayamos tenido. La intensa vigilancia y cumplimiento se han combinado con la recesión económica, lo que dejó de ser un atractivo para la mano de obra indocumentada y recortó las entradas no autorizadas a su más bajo nivel en más de 40 años.

En lo que respecta a hacer que los inmigrantes indocumentados "hagan fila", no hay tal fila. Muchos comunicadores de medios, e incluso muchos inmigrantes, creen que un inmigrante muy trabajador y de buen carácter puede de alguna manera obtener una condición legal simplemente solicitándola. Eso es un mito.

Hubo una vez en que nuestra política migratoria fue de puertas abiertas. Después, la histeria contra China trajo leyes racistas a finales del siglo diecinueve, y la Ley de Cuota de Emergencia de 1921 marcó un cambio radical bloqueando más migración judía e italiana con restricciones que favorecían a los europeos del norte.

Hoy, sólo califican para tener residencia permanente los individuos de categorías especiales, principalmente los que tienen estrechos lazos familiares o destrezas con una alta demanda por su necesidad. La mayoría de los inmigrantes indocumentados no tienen ninguna forma legal de obtener una situación migratoria legal. La "fila de espera" a la que algunos críticos se refieren es la fila para tarjetas de residencia según los sistemas basados en cuotas familiares y de empleo.

Para muchos, como son los hermanos(as) de ciudadanos americanos, la fila de espera es excepcionalmente larga: de más de 20 años. Con seguridad, ningún legislador razonable sugeriría que los inmigrantes indocumentados esperen 20 años para tener residencia permanente. Al igual que con el asunto de la seguridad en la frontera, presionar para que "se formen al final de la fila" es una táctica para bloquear la vía rumbo a la ciudadanización.

Una buena solución para quienes están en fila de espera sería aumentar la dotación de visas para los familiares y trabajadores necesitados. Por mucho tiempo he pensado que el sistema de cuotas es tonto. Si queremos reducir la inmigración indocumentada y avanzar, necesitamos facilitar la inmigración para los familiares cercanos de los ciudadanos y residentes permanentes.

A medida que el debate sobre la reforma migratoria tiene realmente lugar, los defensores de los derechos de los inmigrantes tienen la fortuna de que el movimiento laboral siga firme en su apoyo de una vía para la ciudadanización de los inmigrantes indocumentados.

 

 

 

 
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