Por LILLIAN ROBERTS,
Directora Ejecutiva de DC 37


Vivimos en una ciudad golpeada, rodeada de sufrimiento. Está incrementándose la pobreza y el hambre, y ahora más que nunca, cada vez más familias con niños están viviendo en refugios para desamparados.

La recesión ha mandado a vivir a los basureros a millones de trabajadores, a partir de que los cierres hipotecarios han terminado con sus sueños de tener casa, y de que los republicanos en el Congreso están bloqueando las extensiones del seguro de desempleo.

El alcalde de Nueva York peleó contra los impuestos de "participación justa" de los millonarios, pero su administración ha estado aplastando a las familias asalariadas con impuestos más altos a las ventas y a las propiedades; con aumentar las rentas y las cuotas del agua, e imponiendo tantas multas por estacionarse que constituyen en verdad una nueva forma de cobrar impuestos.

Los despidos por recortes están ya golpeando a los trabajadores municipales que brindan los servicios que necesitan los neoyorquinos, y hoy , estos empleados están siendo torturados por constantes amenazas a su pago, a sus importantes seguros médicos y a sus modestas pensiones.

Ahora el alcalde está haciendo que estos duros tiempos sean aún más difíciles aumentando el miedo y la miseria. Sus propuestas de cambios al presupuesto despedirían a miles de empleados públicos, arrasarían con 10 mil empleos en los próximos 18 meses, y recortarían servicios importantes. Los recortes más profundos en los próximos seis meses golpearían a las bibliotecas, a las instituciones culturales y a la Administración de Servicios a la Infancia, así como a miles de maestros cuyo despido sería contemplado después del 1 de julio de 2011.

Las ratas están bailando en nuestros rieles del pero el alcalde se niega a reinstalar a los trabajadores de control de plagas que han sido despedidos, incluso después de que el Consejo Municipal proporcionó los fondos. (¿Es esto un infantil juego machista de "no me puedes obligar a hacerlo", a expensas de la salud pública?)

Recortes innecesarios

Dos de los planes de Bloomberg recortarían unilateralmente el pago de nuestros miembros sindicales: los llamados ceses laborales de una semana de los equipos de caminos del Departamento de Transportes serían como las licencias de rebajas de pago que el gobernador intentó hacer hasta que DC 37 y otros sindicatos fueron a los tribunales y un juez las dictaminó como ilegales. Reducir el año de trabajo de los empleados de Parques de 12 a 9 meses -un recorte del 25% a sus pagos- implicaría un "tema obligatorio de negociación" según nuestras leyes laborales. A medida que luchamos contra este presupuesto, no me detendré ante nada para bloquear estas acciones aparentemente ilegales.

El trabajo de un alcalde en tiempos difíciles consiste en reducir el sufrimiento: no en aumentarlo. La tragedia es que, si el alcalde hiciera bien su trabajo, estos recortes serían innecesarios.

Antes de que emitiera estas duras propuestas presupuestales, le escribí detallando algunos de los impuestos a los negocios que sus administración debería empezar a cobrar: un dinero al que el gobierno de la ciudad tiene derecho. También le describí ese simple programa de reducción voluntaria de costos que se ha usado en Chicago y en Los Ángeles para cortar el gasto en contratos externos. He aquí lo que el gobierno de la ciudad podría ahorrarse; un total de más de $500 millones:

• $22 millones mediante el cobro de los impuestos apropiados a los anuncios en espacios públicos.
• Más de $27 millones si se cobran impuestos a todas las 9000 antenas de celulares, en lugar de cobrar solamente a 3300 de ellas.
• $173 millones al eliminar las exenciones infladas de impuestos al predial, que han aumentado más del doble desde que Bloomberg está en el cargo.
• $318 millones al presionar a los contratistas de servicios de personal y profesional y a los consultores a que reduzcan sus tarifas.

El pueblo y los trabajadores municipales están sufriendo, mientras que el gobierno de la ciudad descuida el ingreso disponible y mientras que el personal oculto de consultores y contratistas gozan de enormes ganancias. Cualquier gobierno responsable cobraría los impuestos y pediría a los contratistas que carguen con su justa parte del dolor. Las perspectivas que yo estoy sugiriendo podrían cerrar la mitad de los miles de millones de dólares del hueco presupuestal del gobierno municipal sin ningún despido, sin poner a un niño más en riesgo de abuso y descuido, y sin privar a ninguna vecindad de bibliotecas durante el día o de protección contra incendios durante la noche. Señor alcalde: ¿está usted escuchando?