¿Estamos preparados para el próximo 9/11?, fue la temible pregunta planteada en una conferencia organizada el 16 de septiembre por el Comité de Seguridad y Salud Ocupacionales de Nueva York (NYCOSH), en la que participaron la directora de Seguridad y Salud de DC 37 Lee Clarke, y el ex presidente de Servicios Médicos de Emergencia del Sindicato Local 2507, Patrick Bahnken, entre otros.
Clarke participó en una mesa de discusión junto con la cabeza de un centro de salud 9/11, un profesor de medicina y un alto funcionario médico del Departmento de Bomberos, donde se habló de los efectos médicos del ataque terrorista. Ella habló del duradero impacto que tuvo en la salud de los trabajadores de rescate y recuperación y delineó el largo camino entre la enfermedad por la exposición y el remedio, que se dio en la forma de la Ley Zadroga de Salud y Compensación por el 9/11, que en enero fue promulgada.
Clarke señaló que, como muchos de quienes primero respondieron están demasiado enfermos para trabajar, enfrentan una "devastación económica" que hace más difícil el tratamiento.
Bahnken habló apasionadamente de las muertes de sus miembros debido al "gorila de 800 libras en el cuarto: el cáncer". Acusó que "la burocracia involucrada con la Ley Zadroga está matando gente", al haber decidido que la ley no cubra cáncer como enfermedad causada por el ataque del 9/11.
"No somos ratas de laboratorio; no somos estadísticas queremos llegar a viejos. Por lo menos, no queremos morir debido a la burocracia", dijo.
Los especialistas médicos participantes en la conferencia reconocieron que hay una distancia entre las necesidades humanas y las certezas científicas. Mientras los sindicatos presionan para hacer que el cáncer sea cubierto, la encargada de personal de seguridad de DC 37 Guille Mejía fue integrada al comité de expertos que están reconsiderando el cáncer y otras exenciones de la ley.